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jueves, 15 de septiembre de 2011

Las Navas de Tolosa

Campo de cardos, olivos y sudor. Los días 16 y 17 del pasado mes de julio, la todavía no-nata SA fue invitada por Battle Honours, asociación organizadora del evento, a la primera recreación española de la batalla que decidió el destino de España durante la Edad Media.

El 799 aniversario de la batalla, preparatorio del 800 aniversario del año que viene, fue una apuesta arriesgada de la recreación española. El primer intento de hacer un evento masivo, con puertas abiertas a todos los participantes que desearan asistir, y pudieran aportar unos mínimos en cuanto a equipación del siglo XIII se refiere.

Llegamos al pequeño pueblo de Navas de Tolosa, cerca de La Carolina (Jaén), a pocos kilómetros de donde se desarrolló la histórica batalla. La organización puso comida y lugar donde echar el colchón, y SA puso las ganas de aportar algo diferente, ya desde antes siquiera de que la idea de la asociación madurara en nuestras cabezas. Para las Navas, preparamos a conciencia nuestra primera pareja de personajes: fray Ordoño de Liébana, franciscano del siglo XIII, y su barragana, Genara della Crocce.

En las Navas conocimos a muchos grupos, con los que después nos iríamos topando: caballeros del Duero, con mención especial del arzobispo de Toledo, un gran personaje recreado por Pedro Jesus Mora, que también apostó por un rol diferente al de caballero o soldado, Fortún de Torres (esgrimistas históricos que fueron a recrear), la delegación de las compañías almogávares que se hicieron el viaje desde levante, Holandés Errante, artesano de Creaciones Medievales, siempre simpático y extrovertido, la gente de Guildas Áureas, que aportó gran calidad con sus tiendas y campamento, y con los que aprendimos mucho y compartimos más. Grupos consolidados, como Encomienda Templaria, nos acompañaron mano a mano, junto a sus hermanos freires de Trujillo, calatravos de Alcaudete, expedicionarios de Al-Basit y gentes de Conca, siempre dispuestos todos a ayudar, y que hicieron del campamento un lugar agradable y con un ambiente positivo y de diálogo, siempre con ganas de ayudar.

Y, por supuesto, Battle Honours, que estuvo omnipresente y atenta para dar un evento de calidad y dar apoyo como organizadores. Combatieron en todos los bandos, y engrosaron las filas de Miramamolín. Y, como siempre, con la ilusión y la cercanía que les caracteriza, velaron porque a nadie le faltara de nada. Los vecinos de las Navas, a los que también conviene citar, apoyaron el evento con entusiasmo, brindando su apoyo a los recreadores.

A pesar del calor sofocante y el campo lleno de cardos, los presentes se animaron, como suelen, para pelear cuando fue menester. Las batallas del sábado y el domingo fueron un primer esbozo de batalla real, a decir de muchos, en lo que se refiere a maniobras y planteamiento, en la recreación española. Fray Ordoño bendijo a las tropas antes de la batalla, recitando sus salmos, y esquivó flechas tras las líneas enemigas para dar la extremaunción a los caídos, mientras las solícitas aguadoras, algunas de ellas muy jóvenes, refrescaban a los guerreros que sudaban bajo gambesones, cotas de malla, escudos y cascos.

Entre batalla y batalla, Genara confeccionó sus paternóster y ayudó a los combatientes. Y, por la noche, todos colaboraron en el pasacalles y el Juicio de Dios, idea y guión de SA, que colaboró en su representación. Una idea diferente y que gustó al público: un duelo judicial entre hombre y mujer para tratar de dirimir una delicada cuestión... el adulterio. Agradecemos especialmente a Paco Illescas y su gente, Luis Cano, Rocío Mirón y Pedro Jesus, que como arzobispo y juez fue imprescindible para dotar al juicio de un aire de solemnidad.

Al segundo día, tras la misa en el pueblo y el desayuno, marchamos de nuevo por el olivar con los soldados, volvimos a entonar el "kyrie eleyson", bendiciendo esta vez apropiadamente a las tropas, que se lanzaron de nuevo al combate, derrotando esta vez completamente a las fuerzas del "príncipe de los creyentes". Entonando el Te Deum, el arzobispo dió las gracias por la victoria. Los recreadores fueron entonces despidiéndose, poco a poco, con la sensación de que habían vivido un gran evento, un evento diferente.

Por nuestra parte, los fundadores de SA creímos que otra recreación era posible, y complementaria. El enfoque que habíamos desarrollado en las Navas gustó y convenció, y aportó color y sabor a un campamento lleno de soldados cargados con cota de malla. Decidimos iniciar este proyecto, el de brindar a la recreación algo diferente, divertido y a la vez documentado. Profundizar en la época, explorando otros roles, otros personajes, desarrollando actividades complementarias a las de soldados y mercenarios, que ayuden a una mayor inmersión. Lo haríamos por que nos motiva, por que lo consideramos necesario, y sobretodo porque nos gusta, porque nos apasiona la Historia, con mayúsculas.

Y, así, entre los cardos y las piedras, a la vera de un olivar, y a las faldas de Navas de Tolosa, nació SA.

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