¡Bienvenidos a S.A!

¡Hola! ¿Cansado de soldados y caballeros? Si estás buscando algo diferente en cuanto a recreación, esta es tu página. En S.A aportamos un toque distinto y una visión especial en nuestra manera de recrear. Si tu pasión es la historia y la recreación, este es tu blog.

martes, 28 de agosto de 2012

Exequias de Eximen de Foces, 2012

Hace meses, nuestros amigos de Feudorum Domini nos comentaron una idea que estaba rondando su cabeza: hacer, por primera vez en la recreación medieval española, un evento de carácter eminentemente civil. Como no podía ser de otra manera, nos adherimos al proyecto casi de inmediato. Un intenso trabajo de documentación se estaba desarrollando paralelamente.

El objetivo era recrear la muerte y las exequias de un importante ricohombre y señor feudal del Aragón del siglo XIII, Éximen de Foces, en la Iglesia de San Miguel de Foces (Ibieca), una joya de finales del románico, y el lugar donde reposan los restos de esta importante familia. El marco era, pues, incomparable, habida cuenta de la restauración acometida entre 2003 y 2005, y que rescató las impresionantes pinturas de las naves laterales donde se hallan los sepulcros de la familia de Foces.

Objetivo: Preparar las exequias


Durante esos meses, el trabajo de Feudorum Domini se multiplicó. Fue necesario documentar y crear un sinfín de aspectos materiales e inmateriales: se construyó el catafalco de Éximen de Foces, la cruz procesional réplica de las conservadas en museos españoles, una cruz para el altar (así como diversos objetos para el mismo), vestimentas litúrgicas para quienes iban a oficiar, conseguir caballos, así como perros de caza, diseñar y construir escudos para el cortejo fúnebre, etc... S.A ofreció su trabajo previo en materia de investigación de sacramentos y liturgias preconciliares que se emplearían en las diferentes ceremonias durante las exequias, y además planteó una serie de teatralizaciones y cápsulas "ex profeso", como el prendimiento de un ladrón o la extremaunción de Éximen de Foces, que no estaba en principio incluida en el programa.

Trabajamos enviando resúmenes, dossieres y material de ayuda para los participantes en estos actos del programa, y ayudamos a los miembros de Feudorum a documentar el más diverso material, y actos a realizar durante las exequias. Ahorramos dinero, y preparamos gigantescas maletas, recorriendo más de 800 km en 10 horas de viaje hasta tierras de Aragón, luego de Huesca. Todo estaba preparado cuando llegamos al entorno de la iglesia de San Miguel.

Testamento de Éximen de Foces realizado por Enrique Villuendas

Nuevos y viejos amigos


Antes de proseguir con el relato de esta sinpar recreación, nos gustaría dar las gracias y muy especialmente a los miembros de Feudorum Domini, el grupo organizador. No teníamos el placer más que de conocernos por internet, aunque a algunos de sus miembros ya les considerábamos amigos con todas las de la ley. Hemos de decir que su acogida cálida y atenta nos tocó el alma. Tuvimos el placer de conocer en persona a gente tan encantadora como Carlos y su mujer, Amparo y el incombustible Mariano (uno de los motores de esta recreación), que demostraron una vez más que se puede ser un excelente recreador, en muchísimos aspectos, y a la vez ser gente cercana, simpática y dispuesta siempre a ayudar y a hacer que nuestra experiencia fuera cómoda y agradable.

Este grupo, cuyo nombre definió nuestro gran amigo Enrique "los señores de los fueros", nos ha tocado el corazón, y los sentimos ahora más que nunca como nuestros hermanos. ¿Que decir? Tan solo, quedaros con este dato: nunca en mi vida había visto a un grupo de recreación recoger las tiendas del campamento mientras cantan al unísono una alegre canción. Feudorum es así: no solo llevan a la recreación medieval a un altísimo estándar de calidad, sino que disfrutan con ella con una ilusión casi infantil. Una ilusión con la que nos sentimos identificados.


Primer día -Viernes- 


Tras un viaje de 10 horas (11 horas en algún caso) y ser amablemente acogidos por Enrique en su casa, donde hallemos descanso, partimos al municipio oscense de Ibieca por la mañana, donde llegamos en un campamento que estaba en plena construcción. Para nuestra sorpresa uno de los grupos asistentes, Casus Bellic, estaba construyendo una cabaña con materiales del lugar, usando tan solo herramientas de la época. Con ánimo jovial, estos compañeros catalanes construyeron algo increible, con troncos, ramas, piedras, cañas y cubiertas de hoja, para lo que trabajaron sin descanso durante todo el día, y hasta el siguiente. El resultado no podía ser más impresionante, y a la vez austero.
La cabaña

Tras comer y bañarnos en la piscina local, donde tanto Enrique como David se tonsuraron, nos pusimos nuestras vestimentas y comenzamos a interpretar a nuestros personajes. Habéis leido bien: interpretar. Durante el fin de semana, pudimos gozar de este living history en los momentos más insospechados: los siervos comieron en el suelo y respondían a las llamadas del nuevo señor, Atho de Foces, la barragana cortejaba a los hombres y los atraía a su tienda, donde el benedictino elaboró una "lista de precios" de sus servicios que estaba expuesta en la puerta. Hubo conversaciones entre caballeros y campesinos, entre frailes y señores, sobre las más diversas áreas, donde se pusieron de manifiesto los vastos conocimientos de los recreadores que habían asistido superando estrictos criterios de calidad que iban más allá de lo puramente material. Aún se fraguaron duelos y pendencias, que quedaron sin embargo en suspenso hasta el último día. La sensación, sin embargo, fue extraordinaria, tanto para nosotros como para los visitantes: podías ver al monje escribiendo en su cubículo, al señor paseando y recibiendo a las embajadas de Castilla y las órdenes militares... Todo era interactivo, y la historia podía palparse. Una historia que, además, te hablaba.

Extremaunción del señor de Foces
Con la ayuda de recreadores como Roger de Outremer o Richard Bradley, partimos en la procesión del Viático hasta el campamento, al sonido de la campanilla y los gregorianos, sosteniendo el cáliz con la sagrada forma al paso del cual los recreadores se arrollidaban y enmudecían. La mujer de Éximen recibió a fray Ordoño en la puerta de su tienda, iluminada por las velas. Ella misma sostenía su cirio bautismal. Se arrodilló, respondiendo al sacerdote, al que dió permiso para entrar. El enfermo Éximen, tendido sobre el camastro, besó la cruz procesional, y se derramó sobre él y los presentes el agua bendecida del asperges antes de comenzar con el rito. Pidió luego el moribundo confesión, y al toque de la campanilla abandonó el resto la tienda. Arrodillado junto a él, Ordoño escuchó sus pecados, donde los asuntos de faldas e hijos ilegítimos torturaban su alma cristiana.

Recibió entonces la absolución, y llamados los de afuera, que se arrodillaron ante el sacramento expuesto en la mesa, se comenzó a ungir el oleo de enfermos en su frente, ojos, oreja, boca, nariz, manos y pies, con la acostumbrada fórmula. Se rogó a Dios por su curación, y el fraile se lavó las manos, saliendo de la tienda para destruir el material santificado. Dos jóvenes siervos cavaron un pequeño hoyo con sus palas, donde se enterró el pan, el agua, los paños y el óleo que se había utilizado. Mientras, Éximen rectificó su testamento en presencia de su secretario de cartas latinas, Enrique de Zaragoza, aumentando la cuantía de sus donaciones. Llamó a su familia, y dando unos últimos consejos, dió su alma a Dios. La triste noticia se dió a los presentes y una vela, la suya, se apagó, como símbolo del tránsito de su alma al más allá.

Cenamos luego, interpretando intensamente a nuestros personajes. El sargento Gudal fue sorprendido disfrutando de los servicios de la barragana, sin haberlos pagado, asunto por el cual tuvo que mediar su señor. Y con una gran euforia, fuimos a dormir. Lo mejor, sin duda, estaba todavía por llegar.


Segundo día -Sábado-


El día comenzó de forma intensa en lo que se refiere al living history, retomando donde se había dejado el día anterior: el capellán hospitalario practicaba los rezos en la capilla de campaña, mientras el ladrón corría perseguido por la guardia de Assalit de Gudal, que le dió caza, poniéndole en el cepo. Allí, los presentes se cebaron con él, tirándole lechugas y otras inmundicias. En las mesas, dos hombres de armas discutieron por asuntos de juego, dinero y mujeres púbicas, acudiendo el señor Atho a poner paz a la disputa. Se produjo luego la presentación de los respetos al nuevo señor y su madre, la viuda, por parte de familias nobles como los Montcada, caballeros de Santiago, sargentos y encomenderos del temple, el embajador del rey de Castilla y su séquito, así como personas particulares, entre las que se contaron los propios siervos del señor.

Los siervos presentan sus condolencias al señor Atho de Foces

Tras la comida, se prepararon los que fueron actos principales de la tarde y la noche: el cortejo fúnebre y las exequias del finado Éximen. Reunidos en Ibieca, los recreadores acudieron hasta la casona donde se custodiaba el catafalco, que fue sacado a hombros a la calle. Allí, el sargento Gudal preguntó: "Hace diez días que busco a mi señor Éximen de Foces, y no lo hallo". Su hijo, posando la mano sobre el ataud, dijo "Está muerto, helo aquí". Estalló el llanto de las plañideras, el sonido de los cuernos de caza, y el ladrido de los perros. Con la cruz procesional y los cirios delante, se abrió la comitiva que recorrió casi 2 kilómetros por el pueblo y el campo. Detrás, tres clérigos, uno de ellos cantando en gregoriano, y acompañado puntualmente por quienes le flanqueaban. Luego venían los miembros de las órdenes militares, dos caballos, el del hijo (sobre el que iba un caballero fuertemente armado) y el del difunto, vacio, de cuyas riendas tiraba su enlutada viuda. El féretro, acompañado por los escudos del señor, vueltos del revés, recorria los campos a la luz del atardecer, enmarcado por el sonido del llanto de perros y plañideras que venían detrás, cerrando la marcha junto a cientos de visitantes y curiosos. El largo y pedregoso camino puso a prueba nuestras fuerzas, y al fin, llegamos a la puerta de la iglesia de San Miguel. Allí, los guardias dieron tres vueltas al féretro con los escudos del señor, y luego los rompieron contra el suelo.

Parte del cortejo fúnebre

Entramos a la iglesia, tan solo iluminada por las velas. Los recreadores se dividieron en hombres (a la derecha) y mujeres (a la izquierda) de pie, tal y como se puede ver en las cantigas. Los tres oficiantes, Enrique, Richard y David, que era el sacerdote, se prepararon para el rito de despedida del muerto. Tras los latines, siguieron los gregorianos, que resonaron cavernosos en la maravillosa acústica del lugar. El público presente disfrutó de una atmósfera casi eterea, por el humo del incienso y las velas y el silencio solo roto por las plegarias que entonaron a decenas de gargantas. El señor de Foces encontró así su descanso eterno.

La emoción se palpaba entre los recreadores, y podíamos sentir que habíamos hecho algo grande, diferente. Muchos fueron los comentarios en tal sentido. Tres voces cantaron en el altar, de motu propio, el mismo gregoriano: Guacimar, Richard y Noemí. Al final, los tres, y luego los cuatro, nos abrazamos con lágrimas en los ojos. Cansados por la larga caminata, cenamos a la luz de la luna y las velas bajo los toldos del campamento, acompañados por la música. Satisfechos, cerró así el día grande de la recreación, y dió paso el siguiente.

Oficiando el rito de despedida del difunto


Tercer día -Domingo-


El domingo, como acostumbra, fue el día de despedida y cierre, con actos hasta la hora de comer. El primero de estos fue el bautismo de una criada musulmana, bajo la sombra de la iglesia de San Miguel, oficiado por David junto a Enrique Villuendas y Richard Bradley. Una vela se había apagado, y una nueva se había encendido. Un alma por otra nueva.

Bautizo de Zuleyma Bakr como María de Foces
Se desarrollaron luego las justas. Estas fueron, sin embargo, diferentes a las que hemos visto que se suelen realizar. Presididas por un estrado donde se hallaban el nuevo señor de Foces y su esposa, en ella pudimos ver episodios de gran teatralidad, desarrollo de diálogos y personajes y aún explicaciones para el público sobre la finalidad del torneo, sus reglas y su justificación histórica. El sargento Saguardia se alzó con el triunfo en la palestra, portando los colores de la casa de Foces. Su premio fue una caja conteniendo un fragmento del Lignum Crucis, traido por los antepasados del señor Atho. No contento con este triunfo, aprovechó para resolver, según las leyes del cartel de desafío, su rencilla con Assalit de Gudal, sargento de armas de la casa de Foces, al que dió muerte en brava lid.

De esta manera, acabaron oficialmente las exequias del muy alto señor Éximen de Foces. Volvimos del año 1262 a 2012.


Un nuevo horizonte recreador


Las exequias de San Miguel de Foces no han sido el primer evento donde la recreación civil, las teatralizaciones, la representación del personaje o el living history se han desarrollado. Es cierto. Sin embargo, si ha sido el primer evento en el que se han incluído sistemáticamente estos conceptos como parte consustancial de la propia recreación. Además, ha sido el primer evento de recreación medieval, al menos hasta la fecha, cuyos actos principales no han sido batallas ni combates. La recreación civil y religiosa ha tenido en este evento una importancia capital.

Richard Bradley rezando en el altar de campaña

Y no solo eso, sino que este concepto ha encandilado a cuantos han asistido, brindándoles una sensación muy especial. Muchos de nosotros entramos en este mundo, el de la recreación, para "vivir la historia". Y en San Miguel de Foces, nos levantamos en el siglo XIII, para vivir en él, para representarlo, amarlo y divulgarlo. Más allá del material, que fue mucho y muy bueno, y más allá de los propios actos del programa, triunfó la recreación, con mayúsculas.

Se ha abierto una nueva senda, un horizonte, que creíamos posible desde un principio, pero que hasta ahora no se había practicado a este nivel. Es un camino largo y duro. Pero como hemos visto, uno muy satisfactorio y emocionante. Nosotros estuvimos allí, aportando nuestro granito de arena en todo lo pudimos. Disfrutando con lo que mejor sabemos hacer. A todos los que estuvísteis allí, gracias. Y a los que no pudísteis estar, tranquilos. Esto es solo el comienzo. Podréis disfrutar de más recreaciones como esta en lo sucesivo. O esa, al menos, es nuestra intención.

Fotos: Luis Sorando, Ruben Blanes y Enrique Villuendas