S.A había hablado con la organización
de Montiel, gran parte de cuyo peso recae sobre los hombros de Mabel
Villagra (que ha trabajado incansablemente y durante años para sacar
adelante esta recreación) para llevar a cabo una serie de
actividades de living history, cápsulas y una novedosa propuesta:
una visita guiada al campamento con aforo limitado (y del tipo que
hemos propuesto en el anterior artículo). El nerviosismo se hizo
patente por las lluvias que se experimentaron durante semanas (y que
gracias a Dios dieron una pequeña tregua), adaptándonos asimismo a
cambios en las actividades, emplazamiento del campamento, horarios,
planes generales, etc.
Al final el tiempo acompañó, así
que nos desplazamos junto a nuestro grupo amigo, Battle Honnours,
hasta esta localidad ciudadrealeña para desarrollar las actividades
que teníamos pensadas, y colaborar en otras. El viernes se llevó a
cabo la tradicional levantada del campamento y recepción de grupos,
haciendo dormida unos en el campamento y otros en un colegio de la
localidad donde la organización tenía dispuestos colchones, toallas
y sábanas para un mejor descanso.
Sábado
Este año, Montiel aumentó
sensiblemente el número de recreadores y grupos asistentes, con lo
que pudimos disfrutar de la compañía de numerosos grupos de
Portugal, de gran calidad en la recreación del siglo XIV, como la
Portucale Fidelis o Guildas Áureas (grandes amigos) que repitieron
un año más. Junto a ellos, grupos italianos (como La Corte delle
Spade) e incluso un grupo francés (Lo Mainaders Malesolde), con lo
que los diferentes grupos se beneficiaron de la experiencia de los
otros, convirtiendo la convivencia en uno de los puntos fuertes de
este evento. No obstante, hubo poco tiempo para dicha convivencia, a
causa del apretado programa, un punto que convendría mejorar en
futuras ediciones.
Entre otros fallos que detectamos, sin
duda fruto de que la organización se vio superada en sus
planificaciones por la circunstancia (y por el reducido número de
organizadores que realmente estaban al pie del cañón). No vamos a
extendernos mucho en estos fallos, aunque si convenimos en señalarlos
con ánimo constructivo y sin pretender ofensa en ningún momento. En
primer lugar, y bastante importante, fue el aspecto de la comida.
Ignoramos si por falta de fondos u organización, la simpática
familia que trabajó para ponernos de comer (vaya por delante nuestro
agradecimiento a su labor, que prácticamente fue 24 horas y
estirando al máximo los medios de los que disponían) se quedó
corta en algunas ocasiones con la cantidad servida para tantos grupos
y personas, y dada la prisa con la que había que cocinar y
prepararlo todo, surgieran problemas como patatas algo crudas (que
pusieron a prueba a más de un estómago) o macarrones algo pasados a
los que no se pudo escurrir. Fallos comprensibles, y en los que no
pretendemos hacer sangre, habida cuenta de que comida y bebida era
gratuita y se sirvió al punto a los recreadores (a los que se iba a
identificar con una pulsera, aunque luego no hizo falta).
Sea como fuere, tras la comida se
entró la tórrida tarde, donde costó movilizar a los recreadores
para las dos actividades fundamentales de este horario: la visita
guiada y el entrenamiento. Aunque hubo necesidad de que la gente
asistiera al desfile de las 5, lo cual fatigó a no pocos dado el
calor tan intenso (nadie se lo esperaba). La visita guiada era la
actividad estrella de S.A. Y a pesar de los cambios que tuvo que
sufrir en su diseño (estaba concebida para no solaparse con el
entrenamiento y para que fuera desarrollada y disfrutada por un
número mucho mayor de recreadores) fue un éxito. Ésta se centraba
en varios módulos temáticos, a los cuales les correspondían unas
explicaciones y alguna cápsula o teatralización. No se pudo
realizar todo, ni siquiera el mínimo que concebimos in situ, dadas
las contingencias del entrenamiento, el calor, la dispersión de los
recreadores y la dificultad para mobilizarlos, etc.
Tras recordar las normas de seguridad
(que los visitantes, es justo señalar, respetaron a rajatable con un
comportamiento ejemplarmente cívico), la visita comenzó con un
módulo en el que se explicó las relaciones entre castellanos y
nazaríes en el siglo XIV (y el periodo de esplendor del reino nazarí
en este siglo) mediante la realización de una teatralización con
ayuda de Conca, Fortun de Torres, Battle Honnours y especialmente de
los recreadores protagonistas Luis Cano (Mahomad ibn Ruach “el
cabezaní”) y Rubén Blanes (Roger de Outremer) que escenificaron
mediante una conversación en torno a un tablero de ajedrez las
guerras, paces, alianzas y comercios de castellanos y nazaríes
durante la Guerra de los Dos Pedros. Damos las gracias a estos
recreadores y a los que prestaron el material, y estuvieron presentes
colaborando, ya que consideramos que la cápsula fue un éxito y
gustó mucho a los visitantes.
Con un “vestir el caballero”
(gentileza de Rubén Blanes), pasamos luego al módulo donde se
explicó el tren de bagajes y la presencia de mujeres, niños y
artesanos en un campamento militar del siglo XIV. La primera parada
fue en el yunque de Artifex Crispus (LGV) que tuvo la gentileza de
explicar el trabajo del armero (y luego uno de sus compañeros el de
la cota de malla) desde el yunque blando hasta el pulido, sin
escatimar martilleos. Pretendíamos encadenar este módulo con una
estación interesante, donde la recreadora Elena Fuica iba a realizar
un recital de prosa y poesía de la época e íbamos a enseñar
cuestiones relativas a la sanidad y cura de enfermos, aunque con el
solapamiento de la visita con el entrenamiento no se pudo realizar
(Elena si hizo el recital para el disfrute de los recreadores, aunque
no pudo ser escuchado por los visitantes). No obstante les
agradecemos su participación, de todo corazón, y su interés.
La visita pivotó, así pues, sobre el
eje de los puestos de artesano. Le siguió el expositor de tocados
medievales de Virginia Rodrigo (Gloria Victis), que explicó el
significado y diferentes tipos de tocados en la España Medieval.
Otras dos paradas ahondaron más en el tema de la vestimenta.
Primero, una exposición sobre la costura y el trabajo de la lana por
cortesía de CyD de la Orden Calatrava, que aunque no estaba prevista
(pido nuevamente disculpas por ello) pilló de camino y nos pareció
procedente, y tras una explicación de la presencia de niños en el
campamento y el origen ancestral de muchos juegos infantiles, la
magistral explicación (cortesía de Fortun de Torres) de los
trabajos del cuero. Ya merodeaba por allí Bricio, encarnación de
Joaquín Ballesteros, que durante todo el fin de semana volvió a
sorprendernos con su representación de este pordiosero (que
interactuó con todos de las más diversas formas). Terminamos la
visita con una explicación, frente al altar de S.A, de la
importancia de la religiosidad en el siglo XIV y de los cambios de
mentalidad que llevaron al desarrollo del Renacimiento, que tuvo en
el Quatroccento su primer siglo.
Por la noche, antes de la cena, vino
el cortejo fúnebre del rey don Pedro, al que lamentablemente no
pudimos asistir por agravarse la mala salud de Noemí, que asistió
al evento enferma.
Domingo, la Batalla
El domingo las actividades se
centraron en la mañana y hasta mediodía, siendo la principal la
preparación y desarrollo de la batalla, motivo central de la
recreación. A nuestro entender, sin embargo, la batalla quedó un
tanto deslucida por varios motivos. El principal, de hecho, fue tener
que ajustar la batalla a un marco temporal tan breve (apenas duró 10
minutos) por imperativos del horario. Resultó extraño que una
batalla para la que se había pasado dos horas entrenando y ensayando
a pleno sol y llevara meses planeándose, durara tan poco. Incluso
las bendiciones, y otros actos anejos, tuvieron que hacerse deprisa y
corriendo. En una recreación sobre la Batalla de Montiel, y es de
justicia que nosotros lo señalemos (aunque no seamos muy amigos de
batallas), es lógico que sea precisamente la batalla lo que adquiera
un mayor peso.
No obstante, siempre se saca algo
bueno, y en este caso fue la implicación de los recreadores ante
nuestra labor de coordinación en los rezos, saqueo de muertos y
bendición final. Algo caótico en conjunto, quizá, pero cumplió su
función. Nuestros amigos portugueses rezaron con fray Ordoño en
repetidas ocasiones, y los calatravos hicieron otro tanto, dirigiendo
su capellán el rezo del bando enriquista antes del combate.
Aguadoras y saqueadores esperaron su turno al final del combate, tal
y como estaba convenido, y mientras presentábamos nuestros respetos
a Enrique II como vencedor de la jornada, Bricio arrambló con cuando
pudo, haciéndose con un casco y varias espadas como botín personal,
con el cual posó orgulloso diciendo que iba a venderlos, no por
dinero, sino por vacas y ovejas. Un hombre pragmático.
Terminó así Montiel Medieval 2013,
un evento que este año contó con casi 180 recreadores de muchas
partes de Europa, donde los problemas fueron solventándose según se
iban presentando, y que a pesar del nerviosismo y la preocupación
quedó, en suma, en un evento que cumplió lo que prometió con mucha
decencia y con momentos y actividades de gran originalidad. Damos un
abrazo muy fuerte a todos los amigos que estuvieron allí, y otro no
menos fuerte a los que no pudieron ir. Esperamos que esta sea la
primera de muchas recreaciones a las que asistamos este año.
David Nievas Muñoz
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